¡Hola mis bellas! Otra semana que acaba y febrero va por la mitad con una vida laboral bastante agitada, que se viene reflejando en lo relajado que viene este blog en lo que se refiere a contenido. Y para no hacerla más larga, aprovecho antes de fin de mes para comenzar con el Reto 12 meses 12 libros con la consigna de enero: Un libro de un autor nuevo para ti. 

Enero es de esos meses que siempre tiene olor a nuevo porque pareciera que la vida nos pone ante muchos días llenos de posibilidades. En cuanto a los libros, estuve lejos de mi biblioteca personal y bastante desorientada, por lo que por cosas de la vida apareció repetidamente El callejón de los milagros [1947], de Naguib Mahfuz, un libro que no tenía en el radar pero que me cautivó con la sinopsis de su adaptación al cine. 

Parte de la pentalogía más famosa de Mahfuz, esta es una ficción con marcado corte realista centrada en la cotidianidad de las personas que habitan el callejón de Midaq y en las calles adyacentes en el corazón de El Cairo: Sanadiqiya, Guriya, Muski, Darasa, Azhar. 

Aunque el estilo narrativo es simple, lineal y sin saltos, el escritor consigue a lo largo de las páginas llevarnos a un mundo pleno de contrastes: lo local y lo universal, cuando poner en boca de sus personajes -por demás, muy bien definidos- los problemas y las pasiones que han asolado al ser humano desde siempre: la preocupación por el dinero, el amor, el sexo y sobre todo, la ambición de salir de la pobreza y el estancamiento; y la tradición y la modernidad, presente no sólo en el devenir de nuevas tecnologías a Egipto -agua potable y luz eléctrica, entre otros- , sino también en la idea de que el mundo está cambiando y hay que afrontarlo con nuevas ideas. En este sentido, es interesante prestarle atención a la lectura que hace el autor de los efectos de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación inglesa, que se presenta en los personajes jóvenes como una forma de salir de su miseria y acceder a la oportunidad de soñar más allá del callejón. Otros contrastes son el de la juventud y la vejez, manifiesto en los habitantes de las calles. Algo que me gustó mucho de esta novela es la interacción entre los personajes, en los que el autor muestra que a pesar de que el mundo es el mismo, hay diferentes formas de encarar la vida. Por último, aplaudo la maestría del autor al presentar una novela cruda, en la que la miseria se presenta desnuda y sin concesiones: el esposo que odia a su mujer, el padre que echa a sus hijos, la joven que se prostituye, el fabricante de mendigos, el dentista que profana los cadáveres de sus pacientes... donde quiera que mire el lector, hay un acto corrupto; y la poca nobleza que pueda existir en el callejón de Midaq es finalmente derrotada. ¿Releerlo? No creo que por ahora, pero si me encantaría seguir conociendo los demás títulos de la pentalogía. ¿Recomendarlo? Es un sí para el lector paciente y ávido de humanidad. Y así vamos: